ROMANCE DE LA QUE
SE CASA CON OTRO
Ayer, cuando me dijeron
que te casabas con otro,
guardé silencio un instante
para contener un sollozo;
sentí oprimírseme el pecho,
pasó un temblor por mis ojos,
retuve un hondo suspiro
y empalideció mi rostro.
Cambié de conversación
como se deshace un moño,
y, encubierto en la sonrisa
de un desdén discreto y sobrio,
dije que la vida es bella
y que hay que gastarla en gozo.
Pero en el fondo del alma
fue el rayo que hiende un tronco,
y en medio de la existencia
me sentí perdido y solo.
Mi amor, que estaba dormido,
volvió a despertar de pronto.
Fue un instante y fue la vida;
no fué nada y lo fué todo.
Luis Cané
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